Te escribo esto con la esperanza y la certeza de que esto nunca llegara a tus manos.
No se como narrar todos estos acontecimientos sin parecer cursi o frívola, últimamente la sinceridad no es mi punto fuerte, menos conmigo misma, con todo y con eso quiero decirte:
La tarde que pasamos juntas fue muy extraña. Yo creía que seria una vulgar excursión paterno filial para fortalecer unos lazos que hace mucho que desaparecieron pero no, tu estabas ahí, una completa desconocida vestida con una especie de quimono que se sentaba a mi lado en la parte de atrás del coche. Hablamos sobre trivialidades, te confieso que al principio no llamaste mi atención pero notaba que nos entendíamos de una manera totalmente inocente, gustos similares y cosas así. Era muy cómodo hablar contigo pero como aún estaba la barrera del desconocimiento pronto me quedé sin temas de conversación y el viaje era largo. Tu querías dormir y opte por aprobar la moción y unirme. No recuerdo muy bien quien dijo que ni si tu me te ofreciste ni si yo te lo pedí pero acabé durmiendo sobre tu hombro y era sorprendentemente cómodo. Me sacabas la altura perfecta como para que mi cabeza se acoplara a tu omóplato, creo que practicabas algún deporte ahora no recuerdo cual.
Olías dulce como todas las mujeres, pero tu olor no era pegajoso y atrayente como el de la mayoría, era más como algo cotidiano, algo sencillo y sin maldad, me sentía a gusto.
Trascurridos ya barios kilómetros de viaje tuve un sueño que aún recuerdo con claridad y que fue el desencadenante de que aún siga pensando en ti.
Yo seguía sobre tu hombro pero no estaba dormida tu te girabas hacia a mi y me sonreías, yo te devolvía la sonrisa. Nuestros rostros estaban peligrosamente cerca, tanto que podía sentir el calor de tu aliento en mis labios que se acercaban instintivamente a los tuyos. Nos besábamos y no necesitaba nada más todo estaba bien con eso. Entonces me desperté habíamos llegado a Madrid. Tu me sonreíste y yo me aparté de inmediato, estaba aterrada. No me podía explicar como alguien que a penas me había llamado la atención mas que como una gran amiga se hubiera podido colar tan rápido en mis sueños sin que yo quisiera.
Tenía la cabeza echa un lió pero opte por disimular y hacer como si eso solo fuera un delirio mas de mi novelesca imaginación de adolescente.
Llegamos a la feria y yo estaba entusiasmada, tu no tanto intenté averiguar porqué pero no me diste ninguna pista. Anduvimos por ahí hasta que me gasté los ahorros en cómics y ya o merecía la pena seguir para no poder comprar nada. Tocaba comer y estábamos todos juntos: mi padre, tu madre, Paz, tu y yo.
No había vuelto a pensar en el sueño y era yo misma. Mi padre y tu madre se fueron a dar una vuelta dejándonos solas con Paz que dormitaba, seguimos hablando y nos íbamos acercando. Me tomé algunas licencias haciéndote cosquillas y cosas por el estilo, por una vez sabía que no tenía porque pedir perdón ni permiso. Acabé de espaldas apoyada en tu pecho, tu respiración me hacía cosquillas en la nuca pero no estaba dispuesta a apartarme, estaba en mi nube. Estaba convencida que eras hetero y no me importaba, creo que tu pensabas lo mismo de mi.
El resto de la tarde simplemente lo pasamos bien, tu estabas dispuesta a seguirme en mis locuras y yo en las tullas, rompiendo vasos para hacer flores y potingues con hierva y agua, odiseas buscando un baño y agua para refrescarnos, hacer nieve con papelitos y un secador. Solo cuando llegaron tus amigos te perdí un poco, me sentía fuera de lugar pero no duró mucho. Nos hicimos fotos que nunca llegué a ver y en el museo te noté distante, ya era hora de dejarte en paz.
De vuelta a casa ya sentía que te conocía de todo la vida, seguías en estado apático pero yo me canse de ignorarte y intenté animarte, escuché música contigo y no se muy bien como acabé rascándote la cabecita, te gustaba así que seguí hasta que tu te apoyaste en mis piernas para estar más cómoda. Todo el viaje estuve acariciándote sin parar, perdiendo la noción del tiempo, quería estar así para siempre porque sabía que en cuanto me bajase de ese coche no te volvería a ver.
Nos despedimos cortesmente pero sin tristeza, te pedía alguna manera de mantener el contacto y me marché escaleras arriba corriendo nada mas desapareciste por la carretera.
Mi padre ni se olía porque estaba tan feliz. Me metí en el baño y me desnudé, tenía muy claro lo que iba a hacer y por una vez en mi vida no me sentía mal por ello. En la ducha me masturbé pensando en tí fue increíblemente intenso y sincero, no daré mas detalles porque suena soez, pero fue mi manera de despedir mi cuerpo de ti, te toda esa ternura que nunca más iba a sentir. Volví a soñar contigo, esta vez no cosas tan inocentes, estaba desesperada por volver a verte cuanto antes, sabía que nada de lo que había soñado iba a suceder pero no lo necesitaba solo quería volver a verte sin intentar nada, solo estar contigo. Más investigue y vi que en tu vida ya había alguien muy importante para ti, una mujer, aquella revelación me destrozó y decidí desterrarte al lugar mas recóndito de mi memoria.
No podía olvidarte y se me encendía el corazón cada vez que cruzábamos dos palabras en el chat.
Hoy ya ha pasado medio año desde todo aquello y sigo queriendo verte aunque sea solo para cerciorarme de que lo que sentía era cierto o solo una mera ilusión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario