martes, 19 de noviembre de 2013

cosas de mi infancia parte 3 (mañanas soleadas)

Los primeros rayos de sol despuntaban entre la niebla de la gris mañana. El paisaje antes decaído recobró vida con un brillo especial que todo se iluminara a mis ojos. Lo detestaba.
No soportaba separare de las inspiradoras brumas frías, recuerdos de tantos inviernos que ya forman parte de mi.
Lo que más me molestaba del sol es que ese brillo que daba alegría y vida a las cosas viniera del más sobrecogedor silencio de un astro inerte atrapado en el fuego que le envolvía. Lo sin vida da la vida, que ironía. Sin embargo las nubes, la bruma, el mar, se movían entre nosotras, incomprensibles musas, dejando en nuestra piel sensaciones inolvidables, descargando sobre nosotros melancólicas gotas ¿Quien no sabe que esta vivo cuando se le presenta una tormenta?
Detesto la calma, nos atonta, nos ablanda, nos somete. En todos esos brillantes días en mi cabeza llueve, me mantengo alerta cuando no se oye ni el viento.

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